¿Hay algo más dulce y empalagoso que la leche condensada? Probablemente no, la leche condensada casera tiene la ventaja de ser mucho más natural que la que nos venden a través de los supermercados, sigue teniendo mucha azúcar y no es recomendable abusar de su consumo, pero francamente lograrás un sabor mucho más delicioso y menos químico.
La leche condensada es ideal para acompañar postres, café o incluso en la tostada de la mañana; además su preparación es muy muy sencilla, por lo que no tienes escusa para no preparar tu propia receta de leche condensada de forma casera.
Cuenta también con la ventaja de que es mucho más económica, no contiene conservantes y puedes preparar la cantidad que vayas a utilizar, evitando así tentaciones innecesarias y atracones de hambre nocturna.
Ingredientes
- 2 tazas -
- 2 tazas -
- 1 taza -
- 25 gr de -
Pasos
- Ponemos el agua en un cazo hasta que hierva.
- Añadimos en un bol el agua, la mantequilla y el azúcar y batimos 1 minuto.
- Añadimos la leche en polvo y volvemos a batimos con unas varillas hasta conseguir la cremosidad deseada.
- Añadimos en un cazo la leche en polvo y el azúcar y removemos.
- Calentamos el agua hasta punto de ebullición junto a la mantequilla y añadimos al cazo con la leche en polvo y el azúcar.
- Ponemos el cazo a fuego medio y removemos. Al principio se hara una pasta densa y luego se irá volviendo más líquido.
- Removemos la leche condensada sin dejar que hierva hasta conseguir la textura deseada. Cuando enfría se vuelve algo más denso y eso deberás tenerlo en cuenta.