Otras maneras de freír para comer bien y engordar menos

Hoy en día conocemos los riesgos de abusar de los alimentos fritos y, sin embargo, una gran parte de la población sigue consumiéndolos a diario. ¿Por qué? ¿Quizá porque son rápidos de preparar o es por su sabor? Sea como fuere, lo cierto es que no son la mejor opción para la salud ni tampoco para la figura.

Se ha demostrado que la ingesta de fritos aumenta en un 25% las posibilidades de tener sobrepeso, así como el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, el cáncer o los problemas cardiovasculares.

Consecuencias de abusar de los alimentos fritos

Los peligros del consumo habitual de frituras
Los peligros del consumo habitual de frituras

El paladar humano está diseñado para que le gusten las grasas. De ahí que nos gusten los alimentos fritos, ya que se impregnan de ellas.

En su contra hay que decir que aportan muchas calorías y sacia menos que los hidratos de carbono o las proteínas, lo que también favorece que se consuman raciones más abundantes o que, al poco tiempo, se necesite picar algo.

Otro punto negativo es que las frituras disparan la presencia de productos perjudiciales para el organismo al quemar la capa superficial de los alimentos, sobre todo si se emplea varias veces el mismo aceite. De hecho, el consumo de fritanga y de aceites deteriorados se relaciona con el riesgo de sufrir hipertensión; los aceites no deben usarse más de dos o tres veces.

Incluso algunos aceites considerados saludables resultan nocivos al calentarse y exponerse al aire. Ocurre, por ejemplo, con el de oliva pero todavía más con el aceite de girasol, ya que por su composición soporta peor las altas temperaturas.

Si usas freidora debes cambiar el aceite con más frecuencia porque en ella se cocinan tanto pescados como carnes, lo que resulta aún más negativo para la calidad del aceite.

La acrilamida, una sustancia tóxica que se forma cuando se calientan a altas temperaturas alimentos ricos en almidón (al freír patatas, por ejemplo) es un posible potenciador del cáncer según la FAO (organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación).

Un estudio de la universidad de Maastricht fue más allá y escribió una relación directa entre el consumo de esta sustancia y la incidencia del cáncer de ovarios y de útero. Los investigadores descubrieron que las mujeres que habían tomado una media diaria de 40 mg de acrilamida (el equivalente a algo más de 30 gramos de patatas fritas) tenían el doble de riesgo de desarrollarlo.

Alternativas saludables a los fritos

Alternativas saludables a los fritos
Batata «frita» al horno; una alternativa saludable e igualmente deliciosa

Expuestos estos argumentos, no se trata de que te prohibas este tipo de cocción, pero lo mejor es no abusar de ella y alternarla con otras técnicas como la plancha, el vapor o el horno. Y, por supuesto, tener en cuenta que:

  • Freír no implica necesariamente rebozar (cubrir con harina y huevo) o empanar (con pan rallado), dos procedimientos que añaden bastantes más calorías.
  • El aceite debe ser de calidad para que conserve sus propiedades al calentarse. El mejor es el de oliva.
  • Conviene sumergir el alimento en el aceite hirviendo poco tiempo, así se evita que pierda mucha agua y absorba demasiada grasa.

De las alternativas a los fritos convencionales más populares destacan los «fritos» en freidoras de aire o freidoras sin aceite.

Las patatas de siempre

Todo un clásico, a cualquier hora y en cualquier lugar. Se sirven solas, como acompañamiento o con salsa. El inconveniente es que las patatas fritas son un alimento muy calórico: alrededor de 270 calorías por cada 100 gramos frente a las 70 calorías de las patatas hervidas o las 120 calorías de las patatas asadas. En cuanto a las grasas, hervidas no aportan apenas, asadas contienen un gramo y fritas superan los 14, además de que sacian menos y su contenido nutritivo es menor.

Alternativa: al horno quedan igual de bien

Para reducir la cantidad de grasa, pasadas por la sartén con un poco de aceite y después termina de hacerlas en el horno. También puedes hacerlo al revés: primero cocínalas en el horno y cuando ya esté en casa y listas, saltéalas unos minutos en la sartén antes de servirlas.

El huevo frito más ligero

¿Sabes qué ocurre cuando fríes un huevo? Si su aporte calórico sin cocción (en un huevo de 160 g) es de 84 calorías y 6,2 gramos de grasa, después de frito esta cantidad aumenta a 108 calorías y 8,8 gramos de grasa.

Alternativa: huevo escalfado

Se utiliza agua en lugar de aceite. Son más digestivos que los huevos duros o fritos y contienen menos grasa.

Rompe el huevo en un recipiente con agua hirviendo. Vierte un chorrito de vinagre para acelerar la coagulación de la clara y así la yema, que tarda algo más en cocerse, quedará protegida de la alta temperatura.

Sabrosas croquetas

Una croqueta (40 g) aporta aproximadamente 60 calorías, que se convierten en algo más de 120 al freírla.

Alternativa: hazlas al horno

Así resultan más saludables y ahorrarás aceite:

  • Da forma las croquetas y pásalas por huevo batido y pan rallado.
  • Colócalas una al lado de otra en una bandeja de horno untada con un poco de aceite.
  • A mitad de la cocción, dales la vuelta para que se hagan por el otro lado.

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