El vino en tu mesa: bueno, pero con moderación

El consumo en dosis muy moderadas de vino ha formado parte tradicionalmente de la dieta mediterránea. En los últimos años han ido apareciendo diversos estudios científicos que han insistido en su carácter beneficioso para la salud, en especial en la prevención de enfermedades coronarias.

No son ideas nuevas. Ya en el mundo antiguo se asociaba el consumo de vino en pequeñas dosis con la buena salud. Las investigaciones subrayan los niveles más reducidos de enfermedades cardiovasculares en países latinos consumidores de una dieta en la que figura el vino, tomado siempre en pequeñas dosis y huyendo de todo tipo de excesos.

Protección de las células

Al vino se le atribuyen hoy propiedades antioxidantes que protegen nuestras células. Estas conclusiones se extrajeron del estudio de la llamada «paradoja francesa» surgida al analizar la situación sanitaria de este país y comprobar que tenía una incidencia relativamente baja de dolencias cardiovasculares pese al elevado consumo de grasas saturadas. La dieta de los franceses incluía productos emblemáticos de la dieta mediterránea como las verduras o la fruta.

Favorece el colesterol bueno

Varios estudios científicos coinciden en que un consumo moderado de vino favorece un aumento del colesterol HDL, el llamado colesterol bueno, y por el contrario una disminución del LDL, conocido como colesterol malo, que se fija en vasos sanguíneos y favorece la aparición de daños en las arterias. Se ha subrayado que sustancias denominadas flavonoides, presentes en el vino, favorecen la reducción de las cifras de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.

Para prevenir el catarro

Dos copas de vino al día ayudan a prevenir el catarro común, según informaron expertos del departamento de medicina preventiva y salud pública del complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela. Estos especialistas aseguran que el vino resulta mucho más efectivo que un aporte suplementario de vitamina C, ya que, según sus investigaciones, un suplemento de esta vitamina en la dieta diaria no tiene realmente un efecto demostrado en la prevención del catarro, mientras que el vino sí.

Proceso de elaboración

El vino en tu mesa
Proceso de elaboración del vino

El vino, como toda bebida, tiene su preciso y ritual proceso de elaboración. De él depende, en gran medida, la posterior calidad del producto.

El vino, en pequeñas dosis, tiene propiedades antioxidantes, que protegen nuestras células y nuestro corazón.

Bien conocido por todos es el proceso de prensado, del que se obtiene la materia base de todo vino: el mosto, rico en azúcares fermentables. Las levaduras transportadas por el aire e incorporadas al mosto provocan su fermentación. El resultado es el alcohol etílico. Es solo entonces cuando el mosto tiene la posibilidad de convertirse en vino.

Pero el porcentaje de alcohol también varía según el tipo. Por ejemplo, los vinos dulces se elaboran tras añadir licor de alta graduación, habitualmente brandy, al mosto o al vino que se encuentra parcialmente fermentado. De hecho, los vinos suelen tener entre un 7 y un 16 % de alcohol, siendo los dulces los demás porcentaje. En ocasiones, pueden alcanzar hasta un 22 %.

Temperatura adecuada

El criterio general es que, a medida que un vino sea más ligero, a menor temperatura debe ofrecerse. Es conveniente servir los blancos a temperaturas frías, que oscilan entre los 6 y los 12 grados. Los tintos se deben presentar a temperatura ambiente, entre 18 y 20 grados. Los tintos más jóvenes si es aconsejable ofrecerlos a menor temperatura que los de crianza.

Adaptarse a la edad

La pregunta obligada es qué debemos entender por un consumo moderado de vino. No existe una única respuesta para esta pregunta. El consumo de vino deberá adaptarse a la edad, peso, salud, sexo y tolerancia al alcohol de cada persona. Insistimos en referirnos al sexo porque numerosos estudios coinciden en asegurar que los efectos del alcohol son mucho más negativos en el organismo de la mujer que en el del hombre.

De forma genérica y salvo prescripción médica contraria, un buen consumo de vino se situaría en alrededor de un vaso en las comidas. Se trata de aprovechar con cuidado los beneficios que nos puede proporcionar el consumo de esta bebida, pero sin caer nunca en los excesos, perjudiciales sean de lo que sean.

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