Levantarse y sostenerse sin ayuda es el mayor logro de los niños en el primer año de vida. Desde los primeros intentos de erguirse sobre las piernas de papá o mamá hasta que consiguen andar solos, todo el proceso es un periodo clave en su crecimiento, en el que los pies cobran vital importancia.
De una flexibilidad asombrosa en los primeros años de vida —básicamente están compuestos por cartílagos—, no alcanzan su madurez y se consolidan hasta los 18 o 19 años. En el camino es posible que dudes sobre algunas posturas que tu pequeño adopta con los pies, puede ser con uno o con los dos a la vez, o notes cierta irregularidad en su forma.
En general suelen corregirse naturalmente, pero cuando persisten no dejes de consultar con el pediatra. Otra cuestión son los problemas de nacimiento, que se detectan al instante y que el especialista pone bajo su lupa de inmediato.
Poco a poco
En esto de empezar a andar, las edades son solo orientativas. No te preocupes si tu bebé es precoz o parece que «tarda demasiado».
- Gateo: suele empezar entre los ocho y los nueve meses. Gracias a ello fortalece los músculos y aprende habilidades motoras.
- Primeros pasos: cogido de la mano o apoyado, avanza de pie sobre los doce meses.
- Pasos avanzados: con mayores o menores habilidades, a los 15 meses ya se pueden desplazar solos. Cuando están inseguros se sientan para seguir intentándolo después.
Trastornos en los pies de los bebés
Los pies de los niños crecen una media de tres centímetros al año. Cuando el dedo gordo está haciendo presión sobre la punta del zapato, hay que comprar un par nuevo.
- Pie aducto: cuando la parte delantera del pie se dirige hacia adentro. Entre un 85 y un 90% de los casos se endereza solo cuando el niño tiene entre 3 y 4 años.
- Pie cavo: si le aumenta el arco. Puede ser doloroso en las partes de apoyo del pie. En casos muy pronunciados, se puede operar antes de los 11 años.
- Pie equino: no queda asentado el talón al suelo y el niño se apoya en las puntas de los pies. Se puede tratar con yesos correctores y, en última instancia, con cirugía.
- Pie talo: el pie mira hacia arriba. Se corrige con masajes y, si el problema es muy severo, se trata con férulas de yeso.
- Pie valgo: en bebé usa la zona lateral interna del pie para apoyarse, con el talón hacia fuera. No es necesario tratarlo, desaparecerá sobre los tres años. Es habitual cuando empiezan a caminar, por una mala posición de las piernas.
- Pie varo: al contrario del anterior. En este caso pisan con el lateral externo del pie. Es posible corregirlo con tratamiento ortopédico.
- Pie zambo o equino-varo: el pie se curva hacia adentro y hacia abajo y está rígido. Para evitar la cirugía se suele tratar con yesos correctores.
Detectar los pies planos
Los niños nacen con los pies planos, y mirar si al niño se le forma el arco preocupa a algunos padres. El especialista despejará las dudas, pero, para tu tranquilidad:
- De los doce a los dieciséis meses la capa de grasa que, de forma natural, recubre la planta del pie, desaparece a medida que comienza a andar y ejercita los músculos y ligamentos de esta zona. Es entonces cuando se empieza a formar el arco que, en principio, ya estará completo sobre los tres años.
- Solo el especialista puede indicar el uso de plantillas para potenciar el arco. Mientras tanto puedes ayudar al niño haciéndole caminar descalzo o, siempre vigilándole, dejando que se empine para coger un juguete, que salte con los dos pies o con uno cada vez y que lo haga sobre superficies blandas. De esta forma aumentará la fortaleza de los músculos plantares y potenciará el arco.
- El pie plano también puede ser hereditario. Informa al pediatra de tu hijo si en la familia hay antecedentes en padres o en otros hermanos.
¿Conviene que use andador?
Divertido y entretenido para él y una buena forma de tenerlo controlado para nosotros, existe cierta controversia entre los expertos sobre si es bueno que el bebé emplee un andador o un parque cuando empieza a ponerse de pie.
El taca taca —al contrario de los carritos andadores— no le enseña a andar. Lo ves desplazarse, mover las piernas como si caminara, pero no le permita aprender a mantener el equilibrio ni a sostener el cuerpo. Esto, unido al hecho de que existen estudios que afirman que usarlo frecuentemente puede favorecer el desarrollo de anomalías en los pies y las rodillas de los bebé hace que lo más conveniente, en todo caso, sea limitar su uso.
El parque es un mundo protegido donde juegan sin peligro. Si bien les permite ponerse de pie y dar pasos, se le está restando la posibilidad del gateo y de andar sobre suelo firme. También es conveniente que no pase mucho tiempo en él, para facilitarle su desarrollo motor fuera de sus «fronteras».
El calzado adecuado
El 95% de los niños con pie plano lo corrige con los métodos tradicionales, como caminar de puntillas para ayudar al fortalecimiento de los músculos, o con una plantilla ortopédica para evitar que se acentúe.
Lo más importante del calzado infantil es que esté reforzado. Pero además:
- Los primeros zapatos. Procura que sean ligeros y de tela . Evita los materiales sintéticos que no dejan evaporar el sudor.
- Cuando gatea y da sus primeros pasos debe tener una suela flexible y delgada. No se aconsejan los que llegan hasta el tobillo porque, contrariamente a lo que se piensa, no evitan torceduras; lo más natural es que el pie se mueva con su propia flexibilidad. En casa puede usar calcetines con antideslizantes en la planta. Procura calzarlo solo cuando sea y deja que ande descalzo siempre que sea posible.
- ¡Ya camina! Además de flexible y ligero, el calzado debe incorporar refuerzos en los lados, en la punta y en la parte de atrás. Si usa botitas en invierno, intenta que no sean muy ajustadas en el tobillo. El pie todavía necesita libertad.
- En todas las edades controla que sobre al menos un centímetro entre la punta y el dedo gordo. Pruébaselos siempre.
El dolor de talón infantil
Es muy común durante la infancia. La causa más habitual la provoca una excesiva tensión en el cartílago de crecimiento de esta zona del pie.
Podrás reconocerlo si se queja de dolor varios días. También si ves que cojea o camina con la punta de los pies, y si le cuesta correr o participar en los juegos cotidianos.
Ante esto, procura reducir sus actividades y controla el estado del calzado. Mira su peso (el exceso perjudica esta zona del pie). Si con estas prevenciones no mejora, consulta con el pediatra para saber si tiene un problema diferente al del crecimiento.