¿A quién no le gusta disfrutar de un delicioso plato de pasta fresca al huevo? En especial, si la receta es casera. Si hasta ahora no has hecho nunca tu propia pasta, te animo a que lo intentes utilizando esta receta. Te aseguro que es mucho más sencillo de lo que podrías llegar a imaginar y no hay nada mejor que una comida casera.
Este tipo de pasta es muy popular en Italia y a diferencia de la pasta clásica, que se elabora utilizando únicamente harina y agua, la pasta al huevo tiene un color amarillo mas intenso y realiza un mejor aporte nutricional.
Ingredientes
Para poder hacer pasta fresca al huevo se necesitan únicamente dos ingredientes: harina para todos los usos y por supuesto, huevo. La proporción adecuada es de 1 huevo por cada 100 gramos de harina. De ahí en más, multiplica las cantidades según la cantidad de comensales de los que se trate. Puedes utilizar harina integral manteniendo las proporciones o mezclarla con harina de todo uso.
Hay quienes agregan un poco de sal a la mezcla, incluso algunas personas utilizan un poco de aceite. Sin embargo, aquí te contaré cómo realizar la receta más básica y clásica de pasta fresca al huevo.
Utensilios
En cuanto a los utensilios que necesitarás, es fundamental que cuentes con una superficie plana como una encimera, un rodillo y un cuchillo para cortar la pasta.
Es cierto que existen máquinas de uso doméstico, diseñadas especialmente para realizar el estiramiento de la masa y el corte de manera más rápida y sencilla. Pero no te desanimes, no es necesario que cuentes con ellas para hacer tu propia pasta al huevo.
La masa: cómo hacer pasta fresca al huevo paso a paso
Comienza despejando y limpiando tu mesa de trabajo. Asegúrate de tener las manos limpias, ya que las vas a usar bastante durante el proceso.
Coloca la harina en forma de volcán sobre la mesa y casca los huevos justo en el centro. Comienza a revolver los huevos y a mezclarlos con la harina poco a poco, comienza utilizando la punta de tus dedos o un tenedor. Luego utiliza la mano completa para integrar los ingredientes.
Es posible que al comienzo, la masa se pegue un poco a tus manos. Conforme continúes amasando, los ingredientes deberán quedar completamente unidos y la masa ligeramente más dura. Llegados a este punto, se debería despegar de tus manos fácilmente.
No todos los huevos tienen el mismo tamaño, por eso, es posible que sientas la masa un poco más seca o algo más húmeda. Si la sientes demasiado seca, puedes agregarle una pequeña cantidad de agua. En caso de que la sientas demasiado húmeda, puedes añadir un poco de harina.
Amasa por alrededor de 10 a 15 minutos, hasta que la masa se sienta compacta pero elástica. Forma una bola y envuelve la masa en papel film. De esta manera, estarás previniendo que se seque mientras reposa. Déjala reposar por unos 30 minutos para que se vuelva elástica y te resulte más sencillo estirarla.
Extender y cortar
Pasado el tiempo de reposo, divide la masa en porciones más pequeñas, formando bollos. Espolvorea un poco de harina sobre la mesa o encimera y comienza a estirar la masa con el rodillo.
Con una mano, sostén la masa en su lugar y con la otra, utiliza el rodillo para extender hacia fuera, presionando.
Debes conseguir que la masa quede con un espesor parejo, aproximadamente de entre uno y medio milímetro. Si extiendes tu lámina en forma de cuadrado, te resultará mucho más sencillo conseguir simetría a la hora de cortarla.
Hay un sinfín de opciones a la hora de escoger la forma de cortar la pasta. Ya sea que te guste la pasta larga o corta, ancha o más fina, incluso podrías hacer pasta rellena. En esta ocasión, te enseñaré a cortar unos clásicos largos, tipo tagliatelle.
Espolvorea un poco de harina sobre la masa. Pliega la masa sobre sí misma, llevando el borde superior e inferior hasta el medio. Y repite el pliegue una vez más. Utiliza un cuchillo con buen filo para cortar tiras de aproximadamente 1 centímetro de ancho. Aunque puedes hacerlo más fino o más ancho según tu preferencia.
Forma pequeños nidos y tápalos con un trapo limpio en lo que terminas de cortar toda la masa.
La cocción
Lo único que resta es poner a hervir la pasta. La proporción sugerida es de un litro de agua por cada 100 gramos de pasta y unos 10 gramos de sal. Aunque no hace falta medir exactamente las cantidades, lo importante es que utilices abundante agua para que la pasta se cueza correctamente.
El tiempo de cocción dependerá del tipo de pasta que hayas escogido hacer. Puede demorar de entre dos a seis minutos, la mejor opción es probarla antes de sacarla de la olla. Recuerda esperar a que el agua hierva antes de echar la pasta. La pasta fresca casera tiende a formar una espuma en el agua de cocción. Es totalmente normal.
Un buen consejo es que dejes reposar la pasta por dos horas antes de cocerla, de esta forma, se secara un poco y evitarás que se deshaga.
Acompáñala con cualquiera de estas salsas para pasta.
Conservar la pasta
Lo mejor de la pasta es consumirla fresca, el mismo día en que se realiza. Sin embargo, puede que te hayas entusiasmado con las cantidades o que te apetezca hacer un poco más de pasta para consumir otro día. En ese caso, te compartiré la mejor manera de conservarla.
Espolvorea un poco de harina sobre la pasta y colócala en un recipiente de plástico con cierre hermético. De esta forma, puedes guardarla en el refrigerador como máximo durante tres días. Ya que se trata de un ambiente húmedo, si la dejas durante más tiempo, podrían llegar a generarse hongos.
Ahora bien, si deseas conservarla por un periodo de tiempo mayor, lo ideal es que la dejes secar en un lugar fresco y seco, para luego guardarla en el congelador. Si se trata de pasta larga, déjala secar en forma de nido y luego ya podrás guardarla en bolsas.
Ingredientes
- 100 g - Harina
- 1 - Huevo