Hoy desglosaremos todo lo que necesitan saber referente a los estados de anemia en niños y cómo solucionarlos.
La debilidad, el cansancio o el mal humor son algunos de los síntomas más comunes de la anemia. Aunque la disminución de la energía de un niño puede parecer alarmante, lo cierto es que la anemia tiene fácil tratamiento y en casi todos los casos la recuperación es muy rápida.
Una deficiencia de hierro en la alimentación suele ser la causa más común de las anemias. Otras causas pueden ser la incapacidad del organismo para absorber el hierro, aunque se esté consumiendo en cantidades adecuadas, la pérdida de sangre durante la menstruación, causa muy común entre las adolescentes durante sus primeros periodos e, incluso, intoxicaciones por el plomo que contienen algunos juguetes, pinturas, suelos, etc.
¿Qué es la anemia y cómo puede afectar a los niños?
La anemia es una afección causada por la disminución de los glóbulos rojos que afecta en muchas ocasiones a los niños y, por tanto, constituye una gran preocupación para los padres.
Se sufre anemia cuando el número de hematíes y/o el nivel de hemoglobina en la sangre es bajo. Una simple analítica de sangre sirve para realizar el diagnóstico.
La hemoglobina es un pigmento rico en hierro y de color rojo que se encuentra en el interior de los hematíes, más conocidos como glóbulos rojos.
Este pigmento es el encargado de captar el oxígeno de los pulmones y de distribuirlo por todas las células del organismo. Una vez que lo ha repartido, extrae dióxido de carbono de los tejidos y los lleva a los pulmones de nuevo.
Cuando la hemoglobina presenta una baja concentración y/o los disminuyen los glóbulos rojos o están defectuosos, el oxígeno no llega en una cantidad suficiente a los tejidos.
Los niños pueden sufrir de anemia principalmente por tres motivos: no producir los suficientes glóbulos rojos, destruirlos en exceso o perderlos debido a sangrados.
Insuficiente producción de glóbulos rojos
Aunque pueden existir diferentes motivos por los que el organismo de un niño no produzca los hematíes necesarios, la más común es la insuficiente ingesta de alimentos con hierro (legumbres, frutos secos, verduras de hoja verde, cereales integrales, etc.). El hierro es fundamental para que el organismo pueda producir la suficiente hemoglobina.
Otro motivo puede ser un mal funcionamiento de la médula ósea. Esto puede producirse por diferentes infecciones, enfermedades o cuando el cuerpo tiene que hacer frente a sesiones de quimioterapia a causa de un cáncer.
Excesiva destrucción de glóbulos rojos
La médula ósea es la encargada de reponer los glóbulos rojos que se van destruyendo. Cuando esta destrucción es excesiva, la médula puede tener problemas para cubrir la demanda de hematíes que reclama el organismo.
Una de las causas es el cambio de la forma de los glóbulos rojos, que deben ser planos y redondos, semejantes a discos. Patologías como la enfermedad de células falciformes cambian esta fisonomía haciendo que los hematíes se atoren y puedan quebrarse con facilidad.
Perdida de glóbulos rojos
Si un niño se provoca un corte o sangra por la nariz, la médula osea se encarga de producir más sangre para suplir la perdida. Sin embargo, cuando el sangrado es muy abundante a causa de un accidente, la médula puede verse superada provocando una fuerte caída en el nivel de glóbulos rojos.
En ocasiones, un sangrado reducido pero constante en el tiempo puede llegar a provocar también una anemia. Es el caso de las adolescentes que tienen sus primeras menstruaciones o en el caso de personas de cualquier edad que sufran alguna enfermedad intestinal inflamatoria.
Síntomas, ¿cómo detectar si un niño tiene anemia?
Antes de centrarnos en los síntomas más habituales que presentan los niños al padecer anemia, es conveniente fijarnos en algunos de los factores de riesgo que pueden predisponer a padecer esta afección:
- Niños prematuros o que han pesado poco al nacer: cuando esto ocurre es aconsejable que los padres observen un mayor seguimiento clínico de los niveles de glóbulos rojos del niño durante sus primeros años. Aunque la mayor parte de las veces la anemia presenta síntomas, en ocasiones es asintomática y solo detectable a través de análisis de sangre.
- Obesidad: una de las falsas creencias más extendidas respecto a esta patología es que los niños con sobrepeso no pueden sufrirla. Nada más lejos de la realidad. La obesidad es casi siempre fruto de una inadecuada alimentación, por lo que el riesgo de que el niño no esté recibiendo la suficiente cantidad de hierro en su dieta es muy alta.
- Malos hábitos alimentarios: factor de riesgo muy relacionado con el punto anterior. La necesidad e una alimentación equilibrada que cuente con los suficientes nutrientes, minerales y vitaminas es fundamental para todas las personas, pero especialmente para los niños.
Centrándonos en los síntomas, ya hemos hecho mención a la posibilidad de que la anemia no muestre ninguno visible, aunque lo más común es que presenta uno o varios de los siguientes:
- Palidez de las mucosas y de la piel.
- Sensación de falta de energía, cansancio y debilidad.
- Falta de aliento al realizar esfuerzos físicos.
- Mal humor o irritabilidad.
- Apetencia de comer papel, tierra, hielo o sustancias sin valor nutritivo, un trastorno que recibe el nombre de “pica”.
- Retraso en el aprendizaje o en el desarrollo, especialmente cuando se trata de una anemia no diagnosticada que el niño lleva padeciendo por un largo periodo de tiempo.
- Taquicardia o pulso acelerado.
- Boqueras.
- Pérdida de cabello.
- Alteraciones de las uñas.
Prevención, ¿cómo evitar o remitir casos tempranos de anemia?
En ocasiones la anemia es una cuestión genética hereditaria difícil de prevenir; sin embargo, al ser su causa más habitual entre los niños una deficiencia de hierro en su dieta diaria, no es difícil su prevención o superación una vez desarrollada.
Estos son algunos de los consejos más útiles para los padres y madres:
- Amamantar a los bebés siempre que sea posible: la leche materna es la más sana y rica en hierro, Sin embargo, no es la única. Si eres mamá y no puedes amamantar al pequeño, no te preocupes: afortunadamente en la actualidad existen diferentes tipos de leche específicas para bebé que cubren todas sus necesidades.
- Cuidado con la leche de vaca: este tipo de leche es muy sana, pero no contiene el hierro suficiente para la alimentación de los niños pequeños. No es recomendable que la tomen bebés de hasta un año, y en el caso de ser la más ingerida por niños de más edad, debes compensarlo introduciendo alimentos más ricos en hierro en su dieta.
- Una dieta rica en hierro: esta es la parte más importante para prevenir o superar una anemia, las recetas ricas en hierro son una herramienta muy efectiva para paliar la anemia.
- Suplementos de hierro: mejor en ampollas líquidas que en pastillas (siempre les será más fácil de tragar. Además, cuanto más lejos estén las pastillas de los niños, mejor).
Las RECETAS RICAS en HIERRO son una forma ideal de añadir este mineral a la dieta, pero siempre es imprescindible acompañar con suplementos en casos de ANEMIA en NIÑOS.
Suplementos de hierro ¿cuál es el mejor para que tomen los niños?
Los niños son muy vulnerables a la anemia ferropénica (así se llama la anemia por falta de hierro) por encontrarse en fase de crecimiento y por el gran gasto energético que tienen cada día.
Además de a su propia salud, que es lo más importante, también puede afectar negativamente a su desarrollo cognitivo y a su rendimiento académico.
La OMS recomienda la administración de suplementos de hierro a niños de entre 2 y 5 años por el gran aumento de los niveles de ferritina y hemoglobina que suponen. Como ya hemos indicado, es mejor hacerlo en forma de cápsulas líquidas o gotas, antes que a base de pastillas.
Los MEJORES suplementos de hierro LÍQUIDOS para que los puedan tomar los niños
No es necesario que el niño presente síntomas ni que esté diagnosticado de anemia, ya que este tipo de suplementos sirven tanto para prevenir como para curar la afección.
Conclusión
La anemia es una patología que trae muchas veces de cabeza a los padres, sin embargo, y por fortuna, en la actualidad las formas de prevenir y de combatir esta afección tan común entre los más pequeños son muchas. Lo más importante es cuidar la alimentación de tus hijos, siendo consciente de que la calidad de los alimentos y su valor nutritivo es más importante que la cantidad. Antiguamente, cuando se veía un niño obeso, se decía “qué niño más sano”. Ahora sabemos que no es así. El equilibrio dietético es lo más importante, y de esa forma cualquier niño tendrá el peso que le corresponda. Tampoco pienses que un niño demasiado delgado tiene por qué sufrir de anemia (algo que piensan muchos padres). Mientras el niño tenga energía, y se le vea feliz, difícilmente estará sufriendo anemia. Son los mejores síntomas de una buena salud.
Cómo siempre AGRADECERLES su paso por BABYCOCINA, estamos muy contentos de que visiten nuestro sitio web cómo referente de salud y alimentación infantil, por cierto, se recomienda el consumo de hierro en ayunas junto a un vaso de zumo de naranja, si están interesados pueden ver más información sobre la VITAMINA C.
¡Hasta la próxima!
Pingback: La comida y su preparación: un aliado contra el estrés | BABYCOCINA
Pingback: Beneficios del magnesio en los niños | BABYCOCINA
Pingback: Prevenir la anemia en cualquier etapa de la vida | BABYCOCINA